Yo le llamo papa, a veces también
padre, pero esa es otra historia que no tiene nada que ver con esta.
Sea como fuere mi padre no es sólo mi padre, es mucho más que eso.
No sólo una de esas dos mitades que se han unido para darme vida,
también es alguien a quien admiro, educador, profe, amigo y a veces -todo hay que
decirlo- el típico pesado.
Hoy es su cumpleaños, y por desgracia,
por culpa de como está el mundo, de la crisis, de Rajoy, de
Zapatero, de Hitler, o de Napoleón, no podemos celebrarlo juntos. Lo
bueno de todo esto es que no tengo que gastar neuronas pensando en
un regalo. Aún así quiero que sepa que le quiero y que
ha sido y sigue siendo un pilar fundamental en mi vida.
Quiero darle las gracias porque cuando
tenía 10 años me enseño como funcionaba un corazón y aún no se
me ha olvidado, hasta tal punto es así , que palabras como aurícula
y ventrículo forman parte de mi vocabulario diario (hay que
reconocer que mi padre no es sólo un experto en medicina, también
conoce a la perfección la técnica de los plastidecor) . El otro
corazón, el metafórico, no me ha enseñado como funciona, pero me
ha regalado el suyo para que haga con el lo que quiera.
También quiero agradecerle que con 15
me dijese que era la niña más guapa del mundo, a pesar de que cada
poro de mi piel exteriorizase de manera algo desagradable mi longeva
pubertad.
Que con 20 me obligase a hacer lo que “a mi me diera la gana” por que me iba a apoyar. También que ahora con 25 haya decidido regalarme su coche. Y por último que crea en mi más de lo que mi ego lo hace.
Que con 20 me obligase a hacer lo que “a mi me diera la gana” por que me iba a apoyar. También que ahora con 25 haya decidido regalarme su coche. Y por último que crea en mi más de lo que mi ego lo hace.
Podría haberle agradecido todo esto estudiando medicina , y no con una entrada en mi blog, no se lo digáis, pero posiblemente cada día me arrepienta un poco más de no haberlo
hecho. Suelo decir algo así como que no me gusta, que son demasiados
años, que no es lo mio,... pero en realidad no lo he hecho para que
no se me notase la debilidad que por mi padre siento.
Ahora estamos lejos, no lejos tipo “en
otro planeta”, si no lejos tipo “a un avión de distancia”. Y
le echo muchísimo de menos. Sus manías, su cariño, sus broncas,
sus abrazos, sus “Pati, estas radicalizada”, sus “ te quiero”.Y
sobre todo las distintas conversaciones que a lo largo de mi vida
hemos tenido, que me han marcado tanto que jamás olvidaré.
Cenando, sacando al perro, o borrachos como cubas: Hay feeling
Una vez mi padre me dijo. “Me caes
bien hija” , en ese momento pensé: a mi el me cae de puta madre.
Parece que el cuarto año de su quinto
lustro le está empujando bastante fuerte hacia la derecha, pero le
perdono, la edad hace mella y no sabe muy bien lo que dice.
¡Felicidades Dadi!. O como dicen los
alemanes: jabficnuygfiuyrgfiqxkfbnbdlkjbdbdkjkd
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